
No existe una regla universal que prohíba conservar fotos de una persona fallecida en casa o en el teléfono.
La psicología del duelo muestra que mantener un vínculo con el ser querido —por ejemplo a través de fotografías— puede ser una forma saludable de adaptación, siempre que no impida continuar con la vida diaria.
En América Latina, además, hay tradiciones donde la foto tiene un papel importante para honrar a los difuntos.
Y en la religión católica, las normas se enfocan en el trato reverente de los restos, no en prohibir fotografías en el hogar.
En las últimas décadas, la teoría de los “vínculos continuos” ha mostrado que seguir conectados de manera simbólica con la persona fallecida —hablarle, conservar objetos o mirar sus fotos— puede ayudar a darle sentido a la pérdida.
Estudios recientes confirman que las fotos y pertenencias suelen ser una de las formas más comunes de mantener esa conexión, y que en muchos casos tienen un efecto positivo para adaptarse al duelo.
Un marco muy usado en psicología, las Cuatro Tareas del Duelo de J. William Worden, explica que un proceso saludable incluye encontrar una forma de mantener una conexión perdurable con el fallecido, mientras se sigue viviendo. Incluso hay materiales educativos que sugieren que llevar una foto puede ser un recordatorio reconfortante en esa etapa final del proceso.
En otras palabras, tener fotos no es malo en sí mismo.
Puede ser una ayuda valiosa si esas imágenes acompañan sin convertirse en un obstáculo. Si por el contrario generan angustia constante o dificultan la vida diaria, lo mejor es buscar apoyo profesional.
En muchas tradiciones latinoamericanas, la fotografía es parte de los rituales de memoria.
Un ejemplo reconocido mundialmente es el Día de Muertos en México, declarado por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial: los altares domésticos suelen incluir fotos de los difuntos junto a flores, velas y alimentos, como una forma de recordar y dar la bienvenida simbólica a sus almas.
De manera similar, en otros países de la región es común reservar un espacio en casa con una foto y algún objeto especial del ser querido. Así, más que algo negativo, la imagen se convierte en un símbolo de cariño y recuerdo.
En Ecuador, donde la tradición católica es predominante, la Iglesia ha dado orientaciones claras sobre el trato a los restos de las personas fallecidas, especialmente en el caso de la cremación.
El Vaticano establece que las cenizas deben guardarse en un lugar sagrado y no en casa, salvo excepciones. Sin embargo, estas normas no mencionan ninguna restricción sobre conservar fotografías.
Lo que sí ocurre en algunos lugares es que durante las ceremonias religiosas se limitan las fotos o videos por respeto a la liturgia, pero tener imágenes en casa o en el celular no está prohibido.
Si existe alguna duda sobre prácticas concretas, lo mejor es consultarlo directamente con el párroco o comunidad religiosa.
Puedes crear un pequeño rincón de memoria con una foto, una vela y un objeto significativo, tal como se hace en muchas tradiciones latinoamericanas.
Presta atención a cómo te hace sentir. Si la foto te da serenidad y gratitud, es positivo.
Si te genera angustia frecuente, quizás sea mejor reducir su presencia o buscar apoyo.
Ten en cuenta que las aplicaciones suelen mostrar “recuerdos” en fechas especiales. A veces conforta, pero otras duele. Ajusta tus configuraciones si lo necesitas.
Si tu ser querido tenía redes sociales, puedes considerar conmemorar el perfil o guardar las fotos en álbumes privados, para usarlas como recuerdo cuando tú lo decidas.
Guardar y mirar fotos no siempre es beneficioso.
Puede ser un problema cuando aumenta la angustia de forma constante, cuando impide dormir, trabajar o relacionarse, o si se usan las imágenes como una forma de evitar cualquier contacto con la realidad de la pérdida.
En esos casos, lo recomendable es buscar apoyo psicológico o espiritual.
No, no es malo tener fotos de un ser querido fallecido en casa o en el celular.
Para muchas personas es una práctica saludable y culturalmente significativa que ayuda a honrar la memoria y mantener un vínculo amoroso, mientras se sigue adelante con la vida.
La clave está en cómo te hace sentir: que esa memoria acompañe y reconforte, sin convertirse en un peso que detenga tu presente.
Así como guardar una fotografía es una forma de honrar su memoria, en Armony te ayudamos a que ese recuerdo perdure y sea homenajeado como tú lo deseas.
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Topics: Personas
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