Cada 1 y 2 de noviembre, muchas familias ecuatorianas se reúnen para compartir guaguas de pan y colada morada: dos símbolos que van más allá de un simple desayuno o merienda.
Representan memoria, amor que permanece y el deseo de honrar a quienes ya no están.
No hay una fecha exacta para determinar cuándo se empezó a hacer la colada morada.
No obstante, se estima que fue hace más de 5.000 años. Los primeros registros escritos de esta bebida datan del siglo XVI, cuando los españoles llegaron a Ecuador.
Los indígenas de la región preparaban esta bebida fermentada a base de maíz negro molido, sangre de llama, mora y naranjilla. Sin embargo, esto cambió.
Con la llegada de los españoles a Ecuador, la colada morada y las guaguas de pan adoptaron nuevos ingredientes y significados.
Por ejemplo, los españoles introdujeron elementos como el azúcar y la harina en la colada morada.
Además, las guaguas de pan comenzaron a decorarse con glaseado.
También variaron los ingredientes del relleno, se pone dulce de guayaba, manjar blanco y mermelada.
Las guaguas de pan —figuras de pan moldeadas con forma de persona— surgieron desde tiempos coloniales, mezclándose con rituales precolombinos y católicos.
Representan vidas que se recuerdan y se celebran.
La colada morada, bebida típica de este periodo, simbolizan dulzura, unión familiar y conexión con lo espiritual.
Estas tradiciones permiten una expresión concreta del duelo y la memoria, dándonos permiso para recordar desde el amor, no solo desde la ausencia.
Compartir guaguas de pan y colada morada es una forma de hablar sin decir palabras: el solo hecho de reunirse, de brindar, de nombrar al ausente, lo hace presente.
Estudios sobre duelo señalan que los rituales de memoria ayudan a sostener el vínculo simbólico con quienes partieron (Kidsgrief.ca, 2025).
En lugar de ver la tradición como un recuerdo doloroso, podemos reinterpretarla como un espacio de sanación: “me reúno, comparto, recuerdo, agradezco”.
Prepara juntos la guagua de pan: que cada miembro de la familia añada algo simbólico (un deseo, una palabra, un abrazo).
Al servir la colada morada, comparte una historia del ser querido que se recuerda.
Crea un pequeño “altar” familiar con flores, una foto, la guagua de pan y la bebida. Hazlo todos los años para fortalecer la memoria y la unión.
Invita a los niños a participar: explicar el significado de la guagua de pan y la colada de manera sencilla les ayuda a comprender la pérdida y el recuerdo desde el amor.
La guagua de pan y la colada morada no son solo alimentos o rituales: son gestos que convierten el recuerdo en una experiencia de cariño, de familia, de memoria viva.
Al honrar a quienes ya no están, también cuidamos nuestra historia, nuestra herencia afectiva.